Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.
Bienaventurado el que tomará y estrellará tus niños Contra las piedras.
Y cualquiera que escandalizare á uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y fuera echado en la mar.
Si algunos riñeren, é hiriesen á mujer preñada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, será penado conforme á lo que le impusiere el marido de la mujer y juzgaren los árbitros.
Castiga á tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se excite tu alma para destruirlo.
Padres, no irritéis á vuestros hijos, porque no se hagan de poco ánimo.
La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
Y cualquiera que escandalizare á alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en el profundo de la mar.
Y viéndolo Jesús, se enojó, y les dijo: Dejad los niños venir, y no se lo estorbéis; porque de los tales es el reino de Dios.
El que detiene el castigo, á su hijo aborrece: Mas el que lo ama, madruga á castigarlo.
Mas á los temerosos é incrédulos, á los abominables y homicidas, á los fornicarios y hechiceros, y á los idólatras, y á todos los mentirosos, su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Maldito el que recibiere don para herir de muerte al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén.
He aquí, heredad de Jehová son los hijos: Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que hinchió su aljaba de ellos: No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta.
Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
La vara y la corrección dan sabiduría: Mas el muchacho consentido avergonzará á su madre.
Mejor le fuera, si le pusiesen al cuello una piedra de molino, y le lanzasen en el mar, que escandalizar á uno de estos pequeñitos.
De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío.