Empero las cuestiones necias y sin sabiduría desecha, sabiendo que engendran contiendas. Que el siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos, apto para enseñar, sufrido; Que con mansedumbre corrija á los que se oponen: si quizá Dios les dé que se arrepientan para conocer la verdad, Y se zafen del lazo del diablo, en que están cuativos á voluntad de él.
Mas á vosotros los que oís, digo: Amad á vuestros enemigos, haced bien á los que os aborrecen; Bendecid á los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas. Y á cualquiera que te pidiere, da; y al que tomare lo que es tuyo, no vuelvas á pedir. Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros: Porque si amáis á los que os aman, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores aman á los que los aman. Y si hiciereis bien á los que os hacen bien, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestareis á aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores prestan á los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pués, á vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo: porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
El amor sea sin fingimiento: aborreciendo lo malo, llegándoos á lo bueno; Amándoos los unos á los otros con caridad fraternal; previniéndoos con honra los unos á los otros; En el cuidado no perezosos; ardientes en espíritu; sirviendo al Señor; Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; Comunicando á las necesidades de los santos; siguiendo la hospitalidad. Bendecid á los que os persiguen: bendecid y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión. No paguéis á nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si se puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los hombres....
LA blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor. La lengua de los sabios adornará la sabiduría: Mas la boca de los necios hablará sandeces. Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando á los malos y á los buenos. La sana lengua es árbol de vida: Mas la perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu. El necio menosprecia el consejo de su padre: Mas el que guarda la corrección, vendrá á ser cuerdo. En la casa del justo hay gran provisión; Empero turbación en las ganancias del impío. Los labios de los sabios esparcen sabiduría: Mas no así el corazón de los necios.
Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y él solo: si te oyere, has ganado á tu hermano.
Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Oísteis que fué dicho á los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente. Mas yo os digo: No resistáis al mal; antes á cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra; Y al que quisiere ponerte á pleito y tomarte tu ropa, déjale también la capa; Y á cualquiera que te cargare por una milla, ve con él dos. Al que te pidiere, dale; y al que quisiere tomar de ti prestado, no se lo rehuses. Oísteis que fué dicho: Amarás á tu prójimo, y aborrecerás á tu enemigo. Mas yo os digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre justos é injustos. Porque si amareis á los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿no hacen también lo mismo los publicanos? Y si abrazareis á vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿no hacen también así los Gentiles?...
Porque si amareis á los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿no hacen también lo mismo los publicanos?
Este es mi mandamiento: Que os améis los unos á los otros, como yo os he amado.
La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sinrazón, no se ensancha; No es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal; No se huelga de la injusticia, mas se huelga de la verdad; Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Oísteis que fué dicho: Amarás á tu prójimo, y aborrecerás á tu enemigo. Mas yo os digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre justos é injustos. Porque si amareis á los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿no hacen también lo mismo los publicanos? Y si abrazareis á vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿no hacen también así los Gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
El que corrige al escarnecedor, afrenta se acarrea: El que reprende al impío, se atrae mancha. No reprendas al escarnecedor, porque no te aborrezca: Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio: Enseña al justo, y acrecerá su saber.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él.
Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus fuerzas; este es el principal mandamiento.
Porque si amáis á los que os aman, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores aman á los que los aman.