Y recibid á los unos en piedad, discerniendo:
Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.
Que el siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos, apto para enseñar, sufrido; Que con mansedumbre corrija á los que se oponen: si quizá Dios les dé que se arrepientan para conocer la verdad, Y se zafen del lazo del diablo, en que están cuativos á voluntad de él.
Y si algún infiel os llama, y queréis ir, de todo lo que se os pone delante comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia.