Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento.
En el cual tenemos seguridad y entrada con confianza por la fe de él.
HUYE el impío sin que nadie lo persiga: Mas el justo está confiado como un leoncillo.
Así que, teniendo tal esperanza, hablamos con mucha confianza;
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y da á tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra;
Entonces viendo la constancia de Pedro y de Juan, sabido que eran hombres sin letras é ignorantes, se maravillaban; y les conocían que habían estado con Jesús.
Y como hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con confianza.
Por lo cual te aconsejo que despiertes el don de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
Y por mí, para que me sea dada palabra en el abrir de mi boca con confianza, para hacer notorio el misterio del evangelio,
De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me hará el hombre.
ASI que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto. Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario por la sangre de Jesucristo, Por el camino que él nos consagró nuevo y vivo, por el velo, esto es, por su carne; Y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, Lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia. Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que prometió: Y considerémonos los unos á los otros para provocarnos al amor y á las buenas obras; No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
En el día que clamé, me respondiste; Esforzásteme con fortaleza en mi alma.
Sí, hermano, góceme yo de ti en el Señor; recrea mis entrañas en el Señor.
Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro.
Porque Dios me es testigo de cómo os amo á todos vosotros en las entrañas de Jesucristo.
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme á su voluntad, él nos oye.
Ruego pues, que cuando estuviere presente, no tenga que ser atrevido con la confianza con que estoy en ánimo de ser resuelto para con algunos, que nos tienen como si anduviésemos según la carne.