Y como perseverasen preguntándole, enderezóse, y díjoles: El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero.
Por lo cual, consolaos los unos á los otros, y edificaos los unos á los otros, así como lo hacéis.
Así muchos somos un cuerpo en Cristo, mas todos miembros los unos de los otros.
Porque de la manera que el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, empero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un cuerpo, así también Cristo.