Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel.
Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor: Yo Jehová.
NO reprendas al anciano, sino exhórtale como á padre: á los más jóvenes, como á hermanos; A las ancianas, como á madres; á las jovencitas, como á hermanas, con toda pureza.
Pero si alguna viuda tuviere hijos, ó nietos, aprendan primero á gobernar su casa piadosamente, y á recompensar á sus padres: porque esto es lo honesto y agradable delante de Dios.
Honra á tu padre y á tu madre, porque tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
HIJOS, obedeced en el Señor á vuestros padres; porque esto es justo.
Y como vió Jesús á la madre, y al discípulo que él amaba, que estaba presente, dice á su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dice al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió consigo.
Oye á tu padre, á aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
Honra á tu padre y á tu madre, que es el primer mandamiento con promesa,
El que detiene el castigo, á su hijo aborrece: Mas el que lo ama, madruga á castigarlo.
Aprended á hacer bien: buscad juicio, restituid al agraviado, oid en derecho al huérfano, amparad á la viuda.
Cuando faltaren las industrias, caerá el pueblo: Mas en la multitud de consejeros hay salud.
Hijos, obedeced á vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor.
Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.