ENCOMIÉNDOOS empero á Febe nuestra hermana, la cual es diaconisa de la iglesia que está en Cencreas:
ENCOMIÉNDOOS empero á Febe nuestra hermana, la cual es diaconisa de la iglesia que está en Cencreas: Que la recibáis en el Señor, como es digno á los santos, y que la ayudéis en cualquiera cosa en que os hubiere menester: porque ella ha ayudado á muchos, y á mí mismo.
Que la recibáis en el Señor, como es digno á los santos, y que la ayudéis en cualquiera cosa en que os hubiere menester: porque ella ha ayudado á muchos, y á mí mismo.
Saludad á Priscila y Aquila, mis coadjutores en Cristo Jesús;
Las mujeres asimismo, honestas, no detractoras, templadas, fieles en todo.
Los diáconos sean maridos de una mujer, que gobiernen bien sus hijos y sus casas.
Y comenzó á hablar confiadamente en la sinagoga: al cual como oyeron Priscila y Aquila, le tomaron, y le declararon más particularmente el camino de Dios.
Porque no permito á la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio.
La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito á la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio.
Que tenga testimonio en buenas obras; si crió hijos; si ha ejercitado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido á los afligidos; si ha seguido toda buena obra.