Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Por tanto, id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo:
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor:
Y muchos entonces serán escandalizados; y se entregarán unos á otros, y unos á otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán á muchos. Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad de muchos se resfriará. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin. Por tanto, cuando viereis la abominación del asolamiento, que fué dicha por Daniel profeta, que estará en el lugar santo, (el que lee, entienda), Entonces los que están en Judea, huyan á los montes; Y el que sobre el terrado, no descienda á tomar algo de su casa; Y el que en el campo, no vuelva atrás á tomar sus vestidos. Mas ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días!...
Díceles Jesús: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que salieses de la matriz te santifiqué, te dí por profeta á las gentes.
Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud á todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego.
Mas á Dios gracias, el cual hace que siempre triunfemos en Cristo Jesús, y manifiesta el olor de su conocimiento por nosotros en todo lugar.
A Jehová he puesto siempre delante de mí: Porque está á mi diestra no seré conmovido. Alegróse por tanto mi corazón, y se gozó mi gloria: También mi carne reposará segura. Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; Ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida: Hartura de alegrías hay con tu rostro; Deleites en tu diestra para siempre.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.
PUES que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también estad armados del mismo pensamiento: que el que ha padecido en la carne, cesó de pecado;