El que detiene el castigo, á su hijo aborrece: Mas el que lo ama, madruga á castigarlo.
Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
Corrige á tu hijo, y te dará descanso, Y dará deleite á tu alma.
Castiga á tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se excite tu alma para destruirlo.
Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.
La vara y la corrección dan sabiduría: Mas el muchacho consentido avergonzará á su madre.
Tú lo herirás con vara, Y librarás su alma del infierno.
Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos; porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga?