El que detiene el castigo, á su hijo aborrece: Mas el que lo ama, madruga á castigarlo.
Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados.
No rehuses la corrección del muchacho: Porque si lo hirieres con vara, no morirá. Tú lo herirás con vara, Y librarás su alma del infierno.
Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
Corrige á tu hijo, y te dará descanso, Y dará deleite á tu alma.
Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.
Castiga á tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se excite tu alma para destruirlo.
La vara y la corrección dan sabiduría: Mas el muchacho consentido avergonzará á su madre.
Las señales de las heridas son medicina para lo malo: Y las llagas llegan á lo más secreto del vientre.
Y dijo: Un hombre tenía dos hijos; Y el menor de ellos dijo á su padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me pertenece: y les repartió la hacienda. Y no muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, partió lejos á una provincia apartada; y allí desperdició su hacienda viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una grande hambre en aquella provincia, y comenzóle á faltar. Y fué y se llegó á uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió á su hacienda para que apacentase los puercos. Y deseaba henchir su vientre de las algarrobas que comían los puercos; mas nadie se las daba. Y volviendo en sí, dijo: Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré, é iré á mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como á uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino á su padre. Y como aun estuviese lejos, viólo su padre, y fué movido á misericordia, y corrió, y echóse sobre su cuello, y besóle....
Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido. Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo.
La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo: Mas el que guarda la corrección, será honrado.
Honra á tu padre y á tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,
EL que ama la corrección ama la sabiduría: Mas el que aborrece la reprensión, es ignorante.