Mas las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y debates acerca de la ley, evita; porque son sin provecho y vanas. Rehusa hombre hereje, después de una y otra amonestación; Estando cierto que el tal es trastornado, y peca, siendo condenado de su propio juicio.
Empero las cuestiones necias y sin sabiduría desecha, sabiendo que engendran contiendas.
Honra es del hombre dejarse de contienda: Mas todo insensato se envolverá en ella.
No erréis: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
RECIBID al flaco en la fe, pero no para contiendas de disputas. Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come: y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha levantado. ¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? para su señor está en pie, ó cae: mas se afirmará; que poderoso es el Señor para afirmarle. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté asegurado en su ánimo. El que hace caso del día, háce lo para el Señor: y el que no hace caso del día, no lo hace para el Señor. El que come, come para el Señor, porque da gracias á Dios; y el que no come, no come para el Señor, y da gracias á Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ó que vivamos, ó que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió á vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Mas tú ¿por qué juzgas á tu hermano? ó tú también, ¿por qué menosprecias á tu hermano? porque todos hemos de estar ante el tribunal de Cristo....
El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno, Es como el que toma al perro por las orejas.
El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace.
¿DE dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No son de vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros?
El que comienza la pendencia es como quien suelta las aguas: Deja pues la porfía, antes que se enmarañe.
El carbón para brasas, y la leña para el fuego: Y el hombre rencilloso para encender contienda.
Mejor es morar en tierra del desierto, Que con la mujer rencillosa é iracunda.
El hombre iracundo mueve contiendas: Mas el que tarde se enoja, apaciguará la rencilla.
Cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo á los otros, como buenos dispensadores de las diferentes gracias de Dios.
Recuérdales esto, protestando delante del Señor que no contiendan en palabras, lo cual para nada aprovecha, antes trastorna á los oyentes.
Recuérdales esto, protestando delante del Señor que no contiendan en palabras, lo cual para nada aprovecha, antes trastorna á los oyentes. Procura con diligencia presentarte á Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas parlerías; porque muy adelante irán en la impiedad. Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena: de los cuales es Himeneo y Fileto;
No es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal;
HIJITOS míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, á Jesucristo el justo; Y él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él; Mas el que guarda su palabra, la caridad de Dios está verdaderamente perfecta en él: por esto sabemos que estamos en él. El que dice que está en él, debe andar como él anduvo. Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio: el mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Otra vez os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros; porque las tinieblas son pasadas, y la verdadera luz ya alumbra. El que dice que está en luz, y aborrece á su hermano, el tal aun está en tinieblas todavía. El que ama á su hermano, está en luz, y no hay tropiezo en él....
Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y gerreáis, y no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
El que anda con los sabios, sabio será; Mas el que se allega á los necios, será quebrantado.
Mirad por vosotros: si pecare contra ti tu hermano, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.
Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.