Y el sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de él se secó, para que fuese preparado el camino de los reyes del Oriente.
Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro ramales. El nombre del uno era Pisón: éste es el que cerca toda la tierra de Havilah, donde hay oro: Y el oro de aquella tierra es bueno: hay allí también bdelio y piedra cornerina. El nombre del segundo río es Gihón: éste es el que rodea toda la tierra de Etiopía. Y el nombre del tercer río es Hiddekel: éste es el que va delante de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.
Y el sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de él se secó, para que fuese preparado el camino de los reyes del Oriente. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos á manera de ranas: Porque son espíritus de demonios, que hacen señales, para ir á los reyes de la tierra y de todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus vestiduras, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.
Diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata los cuatro ángeles que están atados en el gran río Eufrates.
En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram diciendo: A tu simiente daré esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;
Y á los veinte y cuatro días del mes primero estaba yo á la orilla del gran río Hiddekel;
ASI me dijo Jehová: Ve, y cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo meterás en agua. Y compré el cinto conforme á la palabra de Jehová, y púselo sobre mis lomos. Y fué á mí segunda vez palabra de Jehová, diciendo: Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate, y ve al Eufrates, y escóndelo allá en la concavidad de una peña. Fuí pues, y escondílo junto al Eufrates, como Jehová me mandó. Y sucedió que al cabo de muchos días me dijo Jehová: Levántate, y ve al Eufrates, y toma de allí el cinto que te mandé escondieses allá. Entonces fuí al Eufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.