Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos: ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó y reuniólos su mismo espíritu.
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; haréle ayuda idónea para él.
El que halló esposa halló el bien, Y alcanzó la benevolencia de Jehová.
Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará á su compañero: mas ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra el uno, dos estarán contra él; y cordón de tres dobleces no presto se rompe.
Por tanto, dejará el hombre á su padre y á su madre, y allegarse ha á su mujer, y serán una sola carne.
El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
No os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tienes la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas?
Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente á la de piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, Y no tendrá necesidad de despojo. Darále ella bien y no mal, Todos los días de su vida.
Clama á mí, y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que tú no sabes.
Aguarda á Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón: Sí, espera á Jehová.
Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente á la de piedras preciosas.
¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos: mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
La mujer casada está atada á la ley, mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es: cásese con quien quisiere, con tal que sea en el Señor.
RESTA pues, hermanos, que os roguemos y exhortemos en el Señor Jesús, que de la manera que fuisteis enseñados de nosotros de cómo os conviene andar, y agradar á Dios, así vayáis creciendo. Porque ya sabéis qué mandamientos os dimos por el Señor Jesús. Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; Que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y honor; No con afecto de concupiscencia, como los Gentiles que no conocen á Dios: Que ninguno oprima, ni engañe en nada á su hermano: porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y protestado. Porque no nos ha llamado Dios á inmundicia, sino á santificación. Así que, el que menosprecia, no menosprecia á hombre, sino á Dios, el cual también nos dió su Espíritu Santo. Mas acerca de la caridad fraterna no habéis menester que os escriba: porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis los unos á los otros; Y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Empero os rogamos, hermanos, que abundéis más;...
Pero la unción que vosotros habéis recibido de él, mora en vosotros, y no tenéis necesidad que ninguno os enseñe; mas como la unción misma os enseña de todas cosas, y es verdadera, y no es mentira, así como os ha enseñado, perseveraréis en él.
El Dios que hace habitar en familia los solos; Que saca á los aprisionados con grillos: Mas los rebeldes habitan en sequedad.
Entonces se llegaron á él los Fariseos, tentándole, y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar á su mujer por cualquiera causa? Y él respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, macho y hembra los hizo, Y dijo: Por tanto, el hombre dejará padre y madre, y se unirá á su mujer, y serán dos en una carne? Así que, no son ya más dos, sino una carne: por tanto, lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre. Dícenle: ¿Por qué, pues, Moisés mandó dar carta de divorcio, y repudiarla? Díceles: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar á vuestras mujeres: mas al principio no fué así. Y yo os digo que cualquiera que repudiare á su mujer, si no fuere por causa de fornicación, y se casare con otra, adultera: y el que se casare con la repudiada, adultera.
Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Asolamiento; sino que serás llamada Hephzibah, y tu tierra, Beulah; porque el amor de Jehová será en ti, y tu tierra será casada.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.