Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón: Y las repetirás á tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes:
Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.
Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les riñeron. Y Jesús dijo: Dejad á los niños, y no les impidáis de venir á mí; porque de los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto sobre ellos las manos se partió de allí.
El que detiene el castigo, á su hijo aborrece: Mas el que lo ama, madruga á castigarlo.
Empero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús.
Y las repetirás á tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes:
Padres, no irritéis á vuestros hijos, porque no se hagan de poco ánimo.
No rehuses la corrección del muchacho: Porque si lo hirieres con vara, no morirá. Tú lo herirás con vara, Y librarás su alma del infierno.
Castiga á tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se excite tu alma para destruirlo.
Y todos tus hijos serán enseñados de Jehová; y multiplicará la paz de tus hijos.
¿A quién se enseñará ciencia, ó á quién se hará entender doctrina? ¿A los quitados de la leche? ¿á los arrancados de los pechos? Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá:
Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido. Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo. Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos; porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga? Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos por castigadores á los padres de nuestra carne, y los reverenciábamos, ¿por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, á la verdad, por pocos días nos castigaban como á ellos les parecía, mas éste para lo que nos es provechoso, para que recibamos su santificación. Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados.
He aquí, heredad de Jehová son los hijos: Cosa de estima el fruto del vientre.
Y ACUÉRDATE de tu Criador en los días de tu juventud, antes que vengan los malos días, y lleguen los años, de los cuales digas, No tengo en ellos contentamiento;
El bueno dejará herederos á los hijos de los hijos; Y el haber del pecador, para el justo está guardado.
Que enseñen á las mujeres jóvenes á ser predentes, á que amen á sus maridos, á que amen á sus hijos, A ser templadas, castas, que tengan cuidado de la casa, buenas, sujetas á sus maridos: porque la palabra de Dios no sea blasfemada.