Sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre aparejados para responder con masedumbre y reverencia á cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros:
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir.
El perezoso no ara á causa del invierno; Pedirá pues en la siega, y no hallará.