Echando toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me hará el hombre.
Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás?