La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
Desde la angustia invoqué á JAH; Y respondióme JAH, poniéndome en anchura. Jehová está por mí: no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El cuidado congojoso en el corazón del hombre, lo abate; Mas la buena palabra lo alegra.
Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados.
Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Bienaventurado el varón que sufre la tentación; porque cuando fuere probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido á los que le aman.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Pero respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, cuidadosa estás, y con las muchas cosas estás turbada: Empero una cosa es necesaria; y María escogió la buena parte, la cual no le será quitada.
Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo?
POR tanto nosotros también, teniendo en derredor nuestro una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos con paciencia la carrera que nos es propuesta,
Así que, no os congojéis por el día de mañana; que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán.
Si fueres flojo en el día de trabajo, Tu fuerza será reducida.