Sécase la hierba, cáese la flor: mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
YO soy la rosa de Sarón, Y el lirio de los valles.
Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; Mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos.
El siguiente día, mucha gente que había venido á la fiesta, como oyeron que Jesús venía á Jerusalem, Tomaron ramos de palmas, y salieron á recibirle, y clamaban: Hosanna, Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!
Como el lirio entre las espinas, Así es mi amiga entre las doncellas.
El hombre, como la hierba son sus días, Florece como la flor del campo. Que pasó el viento por ella, y pereció: Y su lugar no la conoce más.
(H40-16) Echaráse debajo de las sombras, En lo oculto de las cañas, y de los lugares húmedos.
En lugares de delicados pastos me hará yacer: Junto á aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Guiárame por sendas de justicia por amor de su nombre.
Cuán muchas son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría: La tierra está llena de tus beneficios.
Considerad los lirios, cómo crecen: no labran, ni hilan; y os digo, que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
Purifícame con hisopo, y será limpio: Lávame, y seré emblanquecido más que la nieve.