Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Mi carne y mi corazón desfallecen: Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Amortiguad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra: fornicación, inmundicia, molicie, mala concupiscencia, y avaricia, que es idolatría:
El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca.
Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.
SI habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado á la diestra de Dios.
OID, hijos, la doctrina de un padre, Y estad atentos para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley. Porque yo fuí hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Mantenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás: Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; No la dejes, y ella te guardará; Amala, y te conservará. Sabiduría ante todo: adquiere sabiduría: Y ante toda tu posesión adquiere inteligencia. Engrandécela, y ella te engrandecerá: Ella te honrará, cuando tú la hubieres abrazado. Adorno de gracia dará á tu cabeza: Corona de hermosura te entregará. Oye, hijo mío, y recibe mis razones; Y se te multiplicarán años de vida....
No se aparte á sus caminos tu corazón; No yerres en sus veredas.
No deis lo santo á los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; porque no las rehuellen con sus pies, y vuelvan y os despedacen.
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no estribes en tu prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.