He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga bien y nunca peque.
Enajenáronse los impíos desde la matriz; Descarriáronse desde el vientre, hablando mentira.
De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó á todos los hombres, pues que todos pecaron.
Por cuanto todos pecaron, y están distituídos de la gloria de Dios;
Y percibió Jehová olor de suavidad; y dijo Jehová en su corazón: No tornaré más á maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud: ni volveré más á destruir todo viviente, como he hecho.
Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituídos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán constituídos justos.
Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste criado, hasta que se halló en ti maldad.
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y que se justifique el nacido de mujer? He aquí que en sus santos no confía, Y ni los cielos son limpios delante de sus ojos: ¿Cuánto menos el hombre abominable y vil, Que bebe la iniquidad como agua?
Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos á él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;