Ninguno tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo de los fieles en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza.
El que anda con los sabios, sabio será; Mas el que se allega á los necios, será quebrantado.
Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón: Y las repetirás á tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes:
No juzguéis según lo que parece, mas juzgad justo juicio.
Por tanto, id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo:
Busqué á Jehová, y él me oyó, Y libróme de todos mis temores.
No erréis: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Buen entendimiento tienen cuantos ponen aquéllos por obra: Su loor permanece para siempre.
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardío para hablar, tardío para airarse:
NO se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
Integridad y rectitud me guarden; Porque en ti he esperado.
Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruído para toda buena obra.
OID, hijos, la doctrina de un padre, Y estad atentos para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley. Porque yo fuí hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Mantenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás: Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; No la dejes, y ella te guardará; Amala, y te conservará. Sabiduría ante todo: adquiere sabiduría: Y ante toda tu posesión adquiere inteligencia. Engrandécela, y ella te engrandecerá: Ella te honrará, cuando tú la hubieres abrazado. Adorno de gracia dará á tu cabeza: Corona de hermosura te entregará. Oye, hijo mío, y recibe mis razones; Y se te multiplicarán años de vida....