Déjate de la ira, y depón el enojo: No te excites en manera alguna á hacer lo malo.
El que tarde se aira, es grande de entendimiento: Mas el corto de espíritu engrandece el desatino.
Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo;
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardío para hablar, tardío para airarse:
LA blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor.
Toda amargura, y enojó, é ira, y voces, y maledicencia sea quitada de vosotros, y toda malicia:
La cordura del hombre detiene su furor; Y su honra es disimular la ofensa.
No te apresures en tu espíritu á enojarte: porque la ira en el seno de los necios reposa.
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardío para hablar, tardío para airarse: Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
Ojalá fuesen también cortados los que os inquietan.
El necio da suelta á todo su espíritu; Mas el sabio al fin le sosiega.
Mejor es el que tarde se aira que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo; Ni deis lugar al diablo.
El hombre iracundo mueve contiendas: Mas el que tarde se enoja, apaciguará la rencilla.
Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, torpes palabras de vuestra boca.