Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente á la de piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, Y no tendrá necesidad de despojo. Darále ella bien y no mal, Todos los días de su vida. Buscó lana y lino, Y con voluntad labró de sus manos. Fué como navío de mercader: Trae su pan de lejos. Levantóse aun de noche, Y dió comida á su familia, Y ración á sus criadas. Consideró la heredad, y compróla; Y plantó viña del fruto de sus manos. Ciñó sus lomos de fortaleza, Y esforzó sus brazos. Gustó que era buena su granjería: Su candela no se apagó de noche. Aplicó sus manos al huso, Y sus manos tomaron la rueca....
Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar á ella.
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura: La mujer que teme á Jehová, ésa será alabada.
Ahora pues, no temas, hija mía: yo haré contigo lo que tú dijeres, pues que toda la puerta de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa.
ASIMISMO vosotras, mujeres, sed sujetas á vuestros maridos; para que también los que no creen á la palabra, sean ganados sin palabra por la conversación de sus mujeres,
EMPERO tú, habla lo que conviene á la sana doctrina: Que los viejos sean templados, graves, prudentes, sanos en la fe, en la caridad, en la paciencia. Las viejas, asimismo, se distingan en un porte santo; no calumniadoras, no dadas á mucho vino, maestras de honestidad: Que enseñen á las mujeres jóvenes á ser predentes, á que amen á sus maridos, á que amen á sus hijos, A ser templadas, castas, que tengan cuidado de la casa, buenas, sujetas á sus maridos: porque la palabra de Dios no sea blasfemada. Exhorta asimismo á los mancebos á que sean comedidos; Mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; en doctrina haciendo ver integridad, gravedad, Palabra sana, é irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros. Exhorta á los siervos á que sean sujetos á sus señores, que agraden en todo, no respondones; No defraudando, antes mostrando toda buena lealtad, para que adornen en todo la doctrina de nuestro Salvador Dios....
Asimismo también las mujeres, ataviándose en hábito honesto, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, ó perlas, ó vestidos costosos. Sino de buenas obras, como conviene á mujeres que profesan piedad.
Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todas las cosas que se pueden desear, no son de comparar con ella.
Las viejas, asimismo, se distingan en un porte santo; no calumniadoras, no dadas á mucho vino, maestras de honestidad: Que enseñen á las mujeres jóvenes á ser predentes, á que amen á sus maridos, á que amen á sus hijos, A ser templadas, castas, que tengan cuidado de la casa, buenas, sujetas á sus maridos: porque la palabra de Dios no sea blasfemada.
La mujer virtuosa corona es de su marido: Mas la mala, como carcoma en sus huesos.
La casa y las riquezas herencia son de los padres: Mas de Jehová la mujer prudente.
PALABRAS del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre. ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos? No des á las mujeres tu fuerza, Ni tus caminos á lo que es para destruir los reyes. No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la cerveza. No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los hijos afligidos. Dad la cerveza al desfallecido, Y el vino á los de amargo ánimo: Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no más se acuerden. Abre tu boca por el mudo, En el juicio de todos los hijos de muerte. Abre tu boca, juzga justicia, Y el derecho del pobre y del menesteroso. Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente á la de piedras preciosas....
Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente á la de piedras preciosas.
Alargó su mano al pobre, Y extendió sus manos al menesteroso.
Vosotros maridos, semejantemente, habitad con ellas según ciencia, dando honor á la mujer como á vaso más frágil, y como á herederas juntamente de la gracia de la vida; para que vuestras oraciones no sean impedidas.
El corazón de su marido está en ella confiado, Y no tendrá necesidad de despojo.
Gustó que era buena su granjería: Su candela no se apagó de noche.
Mejor es vivir en un rincón de zaquizamí. Que con la mujer rencillosa en espaciosa casa.