Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.
En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor.
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y tenemos nuestros corazones certificados delante de él. Porque si nuestro corazón nos reprendiere, mayor es Dios que nuestro corazón, y conoce todas las cosas. Carísimos, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;