Honroso es en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; ùmas á los fornicarios y á los adúlteros juzgará Dios.
Mas yo os digo, que cualquiera que mira á una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
Mas yo os digo, que el que repudiare á su mujer, fuera de causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casare con la repudiada, comete adulterio.
El que encubre sus pecados, no prosperará: Mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.
Maridos, amad á vuestras mujeres, así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella,
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne. (Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;) Destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios, y cautivando todo intento á la obediencia, de Cristo;