No rehuses la corrección del muchacho: Porque si lo hirieres con vara, no morirá. Tú lo herirás con vara, Y librarás su alma del infierno.
Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
La vara y la corrección dan sabiduría: Mas el muchacho consentido avergonzará á su madre.
El que detiene el castigo, á su hijo aborrece: Mas el que lo ama, madruga á castigarlo.
Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.
Castiga á tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se excite tu alma para destruirlo.
Corrige á tu hijo, y te dará descanso, Y dará deleite á tu alma.
Cuando alguno tuviere hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere á la voz de su padre ni á la voz de su madre, y habiéndolo castigado, no les obedeciere; Entonces tomarlo han su padre y su madre, y lo sacarán á los ancianos de su ciudad, y á la puerta del lugar suyo; Y dirán á los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece á nuestra voz; es glotón y borracho. Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán con piedras, y morirá: así quitarás el mal de en medio de ti; y todo Israel oirá, y temerá.
Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo. Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos; porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga?
Igualmente el que maldijere á su padre ó á su madre, morirá.
Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
HIJOS, obedeced en el Señor á vuestros padres; porque esto es justo.