Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados.
El que detiene el castigo, á su hijo aborrece: Mas el que lo ama, madruga á castigarlo.
La vara y la corrección dan sabiduría: Mas el muchacho consentido avergonzará á su madre.
No rehuses la corrección del muchacho: Porque si lo hirieres con vara, no morirá. Tú lo herirás con vara, Y librarás su alma del infierno.
Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.
Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.
La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
HIJOS, obedeced en el Señor á vuestros padres; porque esto es justo. Honra á tu padre y á tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis á ira á vuestros hijos; sino fhhijos; sino fh amonestación del Señor.
Padres, no irritéis á vuestros hijos, porque no se hagan de poco ánimo.
Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
Corrige á tu hijo, y te dará descanso, Y dará deleite á tu alma.
Castiga á tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se excite tu alma para destruirlo.
Hijos, obedeced á vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor.
EL hijo sabio toma el consejo del padre: Mas el burlador no escucha las reprensiones.
Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido. Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo. Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos; porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga? Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos por castigadores á los padres de nuestra carne, y los reverenciábamos, ¿por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, á la verdad, por pocos días nos castigaban como á ellos les parecía, mas éste para lo que nos es provechoso, para que recibamos su santificación. Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados.
Porque varón que maldijere á su padre ó á su madre, de cierto morirá: á su padre ó á su madre maldijo; su sangre será sobre él.