Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia á los oyentes.
No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal; para que sepáis cómo os conviene responder á cada uno.
LA blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor. La lengua de los sabios adornará la sabiduría: Mas la boca de los necios hablará sandeces.
Del fruto de la boca del hombre se hartará su vientre; Hartaráse del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua; Y el que la ama comerá de sus frutos.
Ni palabras torpes, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias.
Aun el necio cuando calla, es contado por sabio: El que cierra sus labios es entendido.
La sana lengua es árbol de vida: Mas la perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu.
Si alguno piensa ser religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino engañando su corazón, la religión del tal es vana.
Pon, oh Jehová, guarda á mi boca: Guarda la puerta de mis labios.
Panal de miel son los dichos suaves. Suavidad al alma y medicina á los huesos.
Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio;
El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.
No te des priesa con tu boca, ni tu corazón se apresure á proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra: por tanto, sean pocas tus palabras. Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio. Cuando á Dios hicieres promesa, no tardes en pagarla; porque no se agrada de los insensatos. Paga lo que prometieres.
La boca del justo producirá sabiduría: Mas la lengua perversa será cortada. Los labios del justo conocerán lo que agrada: Mas la boca de los impíos habla perversidades.
El cuidado congojoso en el corazón del hombre, lo abate; Mas la buena palabra lo alegra.
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos á los hombres, los cuales son hechos á la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, no conviene que estas cosas sean así hechas.
Detiene sus dichos el que tiene sabiduría: De prudente espíritu es el hombre entendido.
Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio; Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Mas evita profanas y vanas parlerías; porque muy adelante irán en la impiedad.
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardío para hablar, tardío para airarse: