Cualquiera que aborrece á su hermano, es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciente en sí.
Si me amáis, guardad mis mandamientos;
Oísteis que fué dicho á los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente. Mas yo os digo: No resistáis al mal; antes á cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra;