La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso:
Y Jehová respondió á Samuel: No mires á su parecer, ni á lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová mira no lo que el hombre mira; pues que el hombre mira lo que está delante de sus ojos, mas Jehová mira el corazón.
Nadie pone en oculto la antorcha encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz. La antorcha del cuerpo es el ojo: pues si tu ojo fuere simple, también todo tu cuerpo será resplandeciente; mas si fuere malo, también tu cuerpo será tenebroso. Mira pues, si la lumbre que en ti hay, es tinieblas. Así que, siendo todo tu cuerpo resplandeciente, no teniendo alguna parte de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una antorcha de resplandor te alumbra.
No pondré delante de mis ojos cosa injusta: Aborrezco la obra de los que se desvían: Ninguno de ellos se allegará á mí.
Mas yo os digo, que cualquiera que mira á una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y el brillo de los impíos, son pecado.
Y oró Eliseo, y dijo: Ruégote, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del mozo, y miró: y he aquí que el monte estaba lleno de gente de á caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.
No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones; Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación para su conocimiento; Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de su vocación, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, Y cuál aquella supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, por la operación de la potencia de su fortaleza, La cual obró en Cristo, resucitándole de los muertos, y colocándole á su diestra en los cielos, Sobre todo principado, y potestad, y potencia, y señorío, y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, mas aun en el venidero:
El oído que oye, y el ojo que ve, Ambas cosas ha igualmente hecho Jehová.
Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y fué restablecido, y vió de lejos y claramente á todos.
No os ha tomado tentación, sino humana: mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podeís llevar; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar.
Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti: que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Huid la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
DEL hombre son las disposiciones del corazón: Mas de Jehová la respuesta de la lengua. Todos los caminos del hombre son limpios en su opinión: Mas Jehová pesa los espíritus. Encomienda á Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados. Todas las cosas ha hecho Jehová por sí mismo, Y aun al impío para el día malo. Abominación es á Jehová todo altivo de corazón: Aunque esté mano sobre mano, no será reputado inocente. Con misericordia y verdad se corrige el pecado: Y con el temor de Jehová se apartan del mal los hombres. Cuando los caminos del hombre son agradables á Jehová, Aun á sus enemigos pacificará con él. Mejor es lo poco con justicia, Que la muchedumbre de frutos sin derecho. El corazón del hombre piensa su camino: Mas Jehová endereza sus pasos. Adivinación está en los labios del rey: En juicio no prevaricará su boca....
¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, óyeme, Jehová Dios mío: Alumbra mis ojos, porque no duerma en muerte;