Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia á los oyentes.
Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio;
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío
Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
La muerte y la vida están en poder de la lengua; Y el que la ama comerá de sus frutos.
Detiene sus dichos el que tiene sabiduría: De prudente espíritu es el hombre entendido.
Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, torpes palabras de vuestra boca.
Pon, oh Jehová, guarda á mi boca: Guarda la puerta de mis labios.
LA blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor.
El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.
Panal de miel son los dichos suaves. Suavidad al alma y medicina á los huesos.
Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá á mí vacía, antes hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,
La sana lengua es árbol de vida: Mas la perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu.