El que derramare sangre del hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque á imagen de Dios es hecho el hombre.
El que hiriere á alguno, haciéndole así morir, él morirá.
No os venguéis vosotros mismos, amados míos; antes dad lugar á la ira; porque escrito está: Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Señor.
No matarás.
Como Sodoma y Gomorra, y las ciudades comarcanas, las cuales de la misma manera que ellos habían fornicado, y habían seguido la carne extraña, fueron puestas por ejemplo: sufriendo el juicio del fuego eterno.
Oísteis que fué dicho: Amarás á tu prójimo, y aborrecerás á tu enemigo. Mas yo os digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Igualmente el que maldijere á su padre ó á su madre, morirá.
Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia.
Oísteis que fué dicho á los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente. Mas yo os digo: No resistáis al mal; antes á cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra;
Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Y el que hiriere á su padre ó á su madre, morirá.
Asimismo el que robare una persona, y la vendiere, ó se hallare en sus manos, morirá.