También el reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas;
No deis lo santo á los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; porque no las rehuellen con sus pies, y vuelvan y os despedacen.
Que hallando una preciosa perla, fué y vendió todo lo que tenía, y la compró.
Asimismo también las mujeres, ataviándose en hábito honesto, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, ó perlas, ó vestidos costosos.
De coral ni de perlas no se hará mención: La sabiduría es mejor que piedras preciosas.
Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente á la de piedras preciosas.
El adorno de las cuales no sea exterior con encrespamiento del cabello, y atavío de oro, ni en compostura de ropas;
Aplica tu corazón á la enseñanza, Y tus oídos á las palabras de sabiduría.