Me mostrarás la senda de la vida: Hartura de alegrías hay con tu rostro; Deleites en tu diestra para siempre.
Y él dijo: Mi rostro irá contigo, y te haré descansar.
Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová.
Y me buscaréis y hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán á Dios.
He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.
Y enviará á Jesucristo, que os fué antes anunciado: Al cual de cierto es menester que el cielo tenga hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde el siglo.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho.
Calla á Jehová, y espera en él: No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. Déjate de la ira, y depón el enojo: No te excites en manera alguna á hacer lo malo. Porque los malignos serán talados, Mas los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
Cercano está Jehová á todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.
Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
Encamíname en tu verdad, y enséñame; Porque tú eres el Dios de mi salud: En ti he esperado todo el día. Acuérdate, oh Jehová, de tus conmiseraciones y de tus misericordias, Que son perpetuas. De los pecados de mi mocedad, y de mis rebeliones, no te acuerdes; Conforme á tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh Jehová. Bueno y recto es Jehová: Por tanto él enseñará á los pecadores el camino. Encaminará á los humildes por el juicio, Y enseñará á los mansos su carrera.
Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame; Porque tú eres el Dios de mi salud: En ti he esperado todo el día.
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro.