Solamente temed á Jehová, y servidle de verdad con todo vuestro corazón, porque considerad cuán grandes cosas ha hecho con vosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no estribes en tu prudencia.
Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios:
Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que prometió:
Misericordia y verdad no te desamparen; Atalas á tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón:
Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel: y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.
Y Amarás á Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todo tu poder.
Antes, como está escrito: Cosas que ojo no vió, ni oreja oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman.
Mas á los que están juntos en matrimonio, denuncio, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se aparte del marido; Y si se apartare, que se quede sin casar, ó reconcíliese con su marido; y que el marido no despida á su mujer.
Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.
El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones: Mas el que se apresura á enriquecer, no será sin culpa.
No por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo;
Y como fué tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y púsose en medio, y díjoles: Paz á vosotros. Y como hubo dicho esto, mostróles las manos y el costado. Y los discípulos se gozaron viendo al Señor. Entonces les dijo Jesús otra vez: Paz á vosotros: como me envió el Padre, así también yo os envío. Y como hubo dicho esto, sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu Santo: A los que remitiereis los pecados, les son remitidos: á quienes los retuviereis, serán retenidos. Empero Tomás, uno de los doce, que se dice el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
LAMED. Para siempre, oh Jehová, Permenece tu palabra en los cielos. Por generación y generación es tu verdad: Tú afirmaste la tierra, y persevera.
Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.