Hermanos míos amados, oid: ¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo, ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido á los que le aman?
Este pobre clamó, y oyóle Jehová, Y librólo de todas sus angustias.
Clamaron los justos, y Jehová oyó, Y librólos de todas sus angustias.
El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído.
Porque libraba al pobre que gritaba, Y al huérfano que carecía de ayudador.
El que oprime al pobre para aumentarse él, Y que da al rico, ciertamente será pobre.
Cuando hubiere en ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en tu tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano á tu hermano pobre: Mas abrirás á él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que basta, lo que hubiere menester.
A Jehová empresta el que da al pobre, Y él le dará su paga.
Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos.
Ninguno puede servir á dos señores; porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón.
Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros:
El que oprime al pobre, afrenta á su Hacedor: Mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra.
Que ningún necesitado había entre ellos: porque todos los que poseían heredades ó casas, vendiéndolas, traían el precio de lo vendido, Y lo ponían á los pies de los apóstoles; y era repartido á cada uno según que había menester.
Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría y ciencia y gozo, mas al pecador da trabajo, el que allegue y amontone, para que dé al que agrada á Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.