Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.
No olvidéis la hospitalidad, porque por ésta algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos.
SI yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo á ser como metal que resuena, ó címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo caridad, nada soy. Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve. La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sinrazón, no se ensancha; No es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal; No se huelga de la injusticia, mas se huelga de la verdad; Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. La caridad nunca deja de ser: mas las profecías se han de acabar, y cesarán las lenguas, y la ciencia ha de ser quitada; Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; Mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte será quitado....
Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley. Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con los afectos y concupiscencias. Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu.
Sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre aparejados para responder con masedumbre y reverencia á cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros: