Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no estribes en tu prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela á Dios, el cual da á todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada.
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme á su voluntad, él nos oye.
Entonces tus oídos oirán á tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis á la mano derecha, ni tampoco torzáis á la mano izquierda.
Cuando faltaren las industrias, caerá el pueblo: Mas en la multitud de consejeros hay salud.
Si pues coméis, ó bebéis, ó hacéis otra cosa, haced lo todo á gloria de Dios.
La suerte se echa en el seno: Mas de Jehová es el juicio de ella.
SEGUN su antojo busca el que se desvía, Y se entremete en todo negocio. No toma placer el necio en la inteligencia, Sino en lo que su corazón se descubre. Cuando viene el impío, viene también el menosprecio, Y con el deshonrador la afrenta. Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre; Y arroyo revertiente, la fuente de la sabiduría. Tener respeto á la persona del impío, Para hacer caer al justo de su derecho, no es bueno. Los labios del necio vienen con pleito; Y su boca á cuestiones llama. La boca del necio es quebrantamiento para sí, Y sus labios son lazos para su alma. Las palabras del chismoso parecen blandas, Y descienden hasta lo íntimo del vientre. También el que es negligente en su obra Es hermano del hombre disipador. Torre fuerte es el nombre de Jehová: A él correrá el justo, y será levantado....
No puedo yo de mí mismo hacer nada: como oigo, juzgo: y mi juicio es justo; porque no busco mi voluntad, mas la voluntad del que me envió, del Padre.
Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida.
Clama á mí, y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que tú no sabes.
Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruído para toda buena obra.