Los pensamientos del solícito ciertamente van á abundancia; Mas todo presuroso, indefectiblemente á pobreza.
Y todo lo que hagáis, hacedlo de ánimo, como al Señor, y no á los hombres;
La mano negligente hace pobre: Mas la mano de los diligentes enriquece.
Desea, y nada alcanza el alma del perezoso: Mas el alma de los diligentes será engordada.
Todo lo que te viniere á la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel.