Cercano está Jehová á los quebrantados de corazón; Y salvará á los contritos de espíritu.
NO se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; Escudo mío, y el cuerno de mi salud, mi refugio.
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
¿Está alguno entre vosotros afligido? haga oración. ¿Está alguno alegre? cante salmos.
Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho.
Echando toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre: El nos capitaneará hasta la muerte.
No os dejaré huérfanos: vendré á vosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.
Mi Padre que me las dió, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio, y dijo: Paz á vosotros. Luego dice á Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos: y alarga acá tu mano, y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel. Entonces Tomás respondió, y díjole: Señor mío, y Dios mío! Dícele Jesús: Porque me has visto, Tomás, creiste: bienaventurados los que no vieron y creyeron.