A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Que si tú llegas á afligirle, y él á mí clamare, ciertamente oiré yo su clamor; Y mi furor se encenderá, y os mataré á cuchillo, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.
Honra á las viudas que en verdad son viudas. Pero si alguna viuda tuviere hijos, ó nietos, aprendan primero á gobernar su casa piadosamente, y á recompensar á sus padres: porque esto es lo honesto y agradable delante de Dios. Ahora, la que en verdad es viuda y solitaria, espera en Dios, y es diligente en suplicaciones y oraciones noche y día. Pero la que vive en delicias, viviendo está muerta.
Si algún fiel ó alguna fiel tiene viudas, manténgalas, y no sea gravada la iglesia; á fin de que haya lo suficiente para las que de verdad son viudas.
Padre de huérfanos y defensor de viudas, Es Dios en la morada de su santuario:
Que devoran las casas de las viudas, poniendo por pretexto la larga oración: éstos recibirán mayor condenación.
Jehová guarda á los extranjeros; Al huérfano y á la viuda levanta; Y el camino de los impíos trastorna.
No agraviéis á la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.
Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel.
Jehová asolará la casa de los soberbios: Mas él afirmará el término de la viuda.
Y aconteció después, que él iba á la ciudad que se llama Naín, é iban con él muchos de sus discípulos, y gran compañía. Y como llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera á un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda: y había con ella grande compañía de la ciudad. Y como el Señor la vió, compadecióse de ella, y le dice: No llores. Y acercándose, tocó el féretro: y los que lo llevaban, pararon. Y dice: Mancebo, á ti digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó á hablar. Y dióle á su madre.
Y estando sentado Jesús delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca: y muchos ricos echaban mucho. Y como vino una viuda pobre, echó dos blancas, que son un maravedí. Entonces llamando á sus discípulos, les dice: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca: Porque todos han echado de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su alimento.
Aprended á hacer bien: buscad juicio, restituid al agraviado, oid en derecho al huérfano, amparad á la viuda.
Digo pues á los solteros y á las viudas, que bueno les es si se quedaren como yo.
Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí se confiarán tus viudas.