32Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor: 33Empero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar á su mujer. 34Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella: la doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu: mas la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, cómo ha de agradar á su marido. 35Esto empero digo para vuestro provecho; no para echaros lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os lleguéis al Señor.
36Mas, si á alguno parece cosa fea en su hija virgen, que pase ya de edad, y que así conviene que se haga, haga lo que quisiere, no peca; cásese. 37Pero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad, sino que tiene libertad de su voluntad, y determinó en su corazón esto, el guardar su hija virgen, bien hace. 38Así que, el que la da en casamiento, bien hace; y el que no la da en casamiento, hace mejor.
39La mujer casada está atada á la ley, mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es: cásese con quien quisiere, con tal que sea en el Señor. 40Empero más venturosa será si se quedare así, según mi consejo; y pienso que también yo tengo Espíritu de Dios.