8Estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperamos; 9Perseguidos, mas no desamparados; abatidos, mas no perecemos; 10Llevando siempre por todas partes la muerte de Jesús en el cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros cuerpos. 11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados á muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal. 12De manera que la muerte obra en nosotros, y en vosotros la vida.