11Y gimas en tus postrimerías, Cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo, 12Y digas: Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión; 13Y no oí la voz de los que me adoctrinaban, Y á los que me enseñaban no incliné mi oído! 14Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación. 15Bebe el agua de tu cisterna, Y los raudales de tu pozo. 16Derrámense por de fuera tus fuentes, En las plazas los ríos de aguas. 17Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo. 18Sea bendito tu manantial; Y alégrate con la mujer de tu mocedad. 19Como cierva amada y graciosa corza, Sus pechos te satisfagan en todo tiempo; Y en su amor recréate siempre. 20¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, Y abrazarás el seno de la extraña?...