3Y estando él en Bethania en casa de Simón el leproso, y sentado á la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio; y quebrando el alabastro, derramóselo sobre su cabeza. 4Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento? 5Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse á los pobres. Y murmuraban contra ella. 6Mas Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la fatigáis? Buena obra me ha hecho; 7Que siempre tendréis los pobres con vosotros, y cuando quisiereis les podréis hacer bien; mas á mí no siempre me tendréis. 8Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado á ungir mi cuerpo para la sepultura. 9De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio en todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de ella.