8Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos limpias, sin ira ni contienda. 9Asimismo también las mujeres, ataviándose en hábito honesto, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, ó perlas, ó vestidos costosos. 10Sino de buenas obras, como conviene á mujeres que profesan piedad.