11Y aconteció después, que él iba á la ciudad que se llama Naín, é iban con él muchos de sus discípulos, y gran compañía. 12Y como llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera á un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda: y había con ella grande compañía de la ciudad. 13Y como el Señor la vió, compadecióse de ella, y le dice: No llores. 14Y acercándose, tocó el féretro: y los que lo llevaban, pararon. Y dice: Mancebo, á ti digo, levántate. 15Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó á hablar. Y dióle á su madre. 16Y todos tuvieron miedo, y glorificaban á Dios, diciendo: Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y que Dios ha visitado á su pueblo. 17Y salió esta fama de él por toda Judea, y por toda la tierra de alrededor.